" La historia de la industrialización ha sido la de una lucha continua (que hoy día adopta una forma incluso más acentuada y vigorosa) contra la característica de "animalidad" del hombre. Ha sido un proceso ininterrumpido, a menudo doloroso y sangriento, para someter los instintos naturales (esto es, animales y primitivos) a los nuevos hábitos, más complejos y rígidos, del orden, la exactitud y la precisión, que permiten formas cada vez más complejas de vida colectiva, consecuencia necesaria del desarrollo industrial. (...) Hasta ahora todos los cambios en los modos de existencia y de vida se han producido por la fuerza bruta de la coacción. (...) La selección o "educación" de los hombres adaptados a las nuevas formas de civilización, de producción y de trabajo se ha producido mediante actos increíbles de brutalidad que han relegado a los débiles y a los no conformistas al limbo de los marginados, o los han eliminado por completo.

Es por ello que la indiferencia es el peso muerto de la historia. La indiferencia opera potentemente en la historia. Opera pasivamente, pero opera. Es la fatalidad; aquello con que no se puede contar. Tuerce programas, y arruina los planes mejor concebidos. Es la materia bruta desbaratadora de la inteligencia.

 - Instrúyanse porque necesitamos toda nuestra inteligencia. 
Conmuévanse porque necesitamos todo nuestro entusiasmo. 
Organícense porque necesitamos toda nuestra fuerza - ”.

Antonio Gramsci 


Diego Montañez - Saciedad
Hegemonía
Published: