Marcelo Hidalgo Sola nos invita a acercarnos hasta el Palacio Alzaga Unzué, sede del actual Jockey Club Argentino. Historia, tradición y carreras de caballos, ejes de la vida de la socialité porteña de principios del siglo pasado.
Una mansión sin precedentes se alza en Avenida Alvear 1345, hoy sede del Jockey Club Argentino. Porche, planta baja, primer piso, importante cúpula en el remate del techo; un imponente palacio señorial que fuera construido por el arquitecto Buschiazzo para Doña Concepción Unzué de Casares, una de las más distinguidas damas de la sociedad porteña de principios del siglo pasado.
Los salones de la planta baja continúan como en aquellos tiempos: diseños amplios, ventanales de pie al techo con exquisitos vitraux y paredes decoradas con tapices de Gobelin y Aubuson. Hoy, la mansión cuenta además con una biblioteca exclusiva para socios con 62.000 volúmenes.
La elite porteña de su tiempo, brilló aquí y lució como en ningún otro momento de la historia, con sus luces y sombras. Este club fue un punto de encuentro esencial para los socios que compartían la pasión por las carreras de caballos. Un modo particular de empleo del tiempo libre por aquel entonces, dentro de otros tantos, que incluían fiestas, paseos, moda, veraneos exclusivos. Pero, para el sector masculino, el Jockey Club , los deportes hípicos al aire libre y clubes exclusivos como El Progreso fueron esenciales como centros de reunión, de negocios y por lo tanto de poder y núcleos políticos.
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