En la esencia de Mendoza, donde el cielo besa los viñedos, "Mystica Terra" emerge como un tributo vínico a la figura de una mujer divina, un espíritu de la tierra con sus manos en oración, invocando el elixir de los dioses. Es la voz de la Pachamama que se entrelaza con el fruto de la vid, una celebración de misterios revelados con cada copa, donde el alma del terroir susurra antiguas verdades de pasión y tierra.