This series of pictures was created thanks to the need of getting rid of awful feelings towards myself and the particular shape and texture of my own body. In order to re-discover my own, particular beauty, I decided to dismantle myself in pieces. The phantoms of marketed beauty chase me in every mirror, in every mind constructed by stereotypes. How to get them out of me? The writing below is a fragment of my diary, which was the trigger for these images to be made.
"Habría que poner de moda la celulitis. Los rollitos. Las estrías.
"Habría que poner de moda la celulitis. Los rollitos. Las estrías.
Parecería que sólo haciendo que algo sea socialmente tolerablese lo puede volver deseable.
Yo habito este cuerpo. Yo soy este cuerpo. Y este cuerpo que soy no encaja en los estándares de lo bello que me venden las revistas. Cada mirada al espejo es una lucha a muerte con el deber ser que existe en mi conciencia, que considera que esa carne que sobra bajo la tirita del corpiño o esos pozos texturados en mis piernas son indignos. Me siento indigna en el momento en que mi madre me mira y me dice: Analía, estás gorda. Ya no me quedo callada, yo contesto: sí mamá, estoy gorda. ¿Cuál hay? Lo que hay es su mirada de reprobación mirando desde mi retina, proyectándose como culpa al mirar luego un plato de comida que no sea una ensalada.
Yo me quiero. Yo me quiero así. Este cuerpo funciona, me lleva y me trae. Me aconjoga con dolores pero me desborda de placer si lo abro lo suficiente. Si me abro lo suficiente, si todo el feminismo y la sociología que he sabido conseguir como laureles le ganan la batalla a una belleza que lastima.
¿En el talle de quién tengo que poder entrar?
Yo habito este cuerpo. Yo soy este cuerpo. Y este cuerpo que soy no encaja en los estándares de lo bello que me venden las revistas. Cada mirada al espejo es una lucha a muerte con el deber ser que existe en mi conciencia, que considera que esa carne que sobra bajo la tirita del corpiño o esos pozos texturados en mis piernas son indignos. Me siento indigna en el momento en que mi madre me mira y me dice: Analía, estás gorda. Ya no me quedo callada, yo contesto: sí mamá, estoy gorda. ¿Cuál hay? Lo que hay es su mirada de reprobación mirando desde mi retina, proyectándose como culpa al mirar luego un plato de comida que no sea una ensalada.
Yo me quiero. Yo me quiero así. Este cuerpo funciona, me lleva y me trae. Me aconjoga con dolores pero me desborda de placer si lo abro lo suficiente. Si me abro lo suficiente, si todo el feminismo y la sociología que he sabido conseguir como laureles le ganan la batalla a una belleza que lastima.
¿En el talle de quién tengo que poder entrar?
¿A quién es que debo complacer?
¿A quién le lanzo esas miradas que me habitan contra mi propia voluntad?
No quiero más este sentir. No lo tolero."
Texts and images by Analía Cid. Sardegna, Italy, May 2016.
