El diseño de las portadas se basó en la forma de escribir del autor, con climas misteriosos y densos, donde por lo general no se presenta aquello a lo que se teme, sino que se dan indicios para que actué la imaginación del lector.
En cada portada se tomó un referente distinto perteneciente al cuento en cuestión, y para las contratapas se buscó generar una trama a partir del mismo objeto.